El amor de Dios es tan intenso que, si es necesario, Él permite que seamos heridos pero no rechazados.
Nos permite ser derribados pero no destruidos.
Permite que la fe entre en nuestro corazón pero no haga morada. Permítanos entrar en el horno, pero que el fuego no nos queme.
Nos permite perderlo todo, entender que su gracia es suficiente y es suficiente para nosotros.
# Dios